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Cuando pasamos del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, es sorprendente que aunque hay sacerdotes paganos y sacerdotes judíos en la misma escena, nunca se identifica a ningún individuo cristiano como sacerdote. La Epístola a los Hebreos habla del sumo sacerdocio de Jesús comparando su muerte y entrada a los cielos con las acciones del sumo sacerdote judío quien entraba en el Lugar Santísimo en el Tabernáculo una vez al año con una ofrenda por sí mismo y por los pecados del pueblo (Hebreos 9:6-7).
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