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A partir del núcleo primitivo del siglo XIII, articulado sobre el eje de la calle del Pintor Casanova y la calle de Sant Miquel, la villa fue creciendo progresivamente y ocupa las áreas adyacentes o Pobla Nova de Sant Jordi, en espacio urbano comprendido entre las calles de Puríssima i el Sant Benet o de Piló. Este primer recinto estuvo rodeado de una muralla, provista de torres y puertas, de las cuales se han conservado los restos de la torre de Na Valora, la torre de la Barbacana i el portal y la torre de Riquer.
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