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Se corre el riesgo de que donde está el poder, el dinero, se caiga en el olvido, el desprecio, la negación de la cruda realidad. Eso le pasa a los otros por tanto no tengo que preocuparme. La violencia es desagradable, maleducada, sucia.
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Se corre el riesgo de que donde está el poder, el dinero, se caiga en el olvido, el desprecio, la negación de la cruda realidad. Eso le pasa a los otros por tanto no tengo que preocuparme. La violencia es desagradable, maleducada, sucia. Hablarla y enseñarla es un gesto vulgar de periodistas carroñeros. Pero los otros necesitan una solución para que les dejen de decapitar, les dejen de rajar, les dejen de pasar coches y camionetas por encima. Los de Barcelona, Alepo, Joanesburgo, San Salvador, Tampico…
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Se corre el riesgo de que donde está el poder, el dinero, se caiga en el olvido, el desprecio, la negación de la cruda realidad. Eso le pasa a los otros por tanto no tengo que preocuparme. La violencia es desagradable, maleducada, sucia. Hablarla y enseñarla es un gesto vulgar de periodistas carroñeros. Pero los otros necesitan una solución para que les dejen de decapitar, les dejen de rajar, les dejen de pasar coches y camionetas por encima. Los de Barcelona, Alepo, ヨハネスブルク, San Salvador, Tampico…
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Se corre el riesgo de que donde está el poder, el dinero, se caiga en el olvido, el desprecio, la negación de la cruda realidad. Eso le pasa a los otros por tanto no tengo que preocuparme. La violencia es desagradable, maleducada, sucia. Hablarla y enseñarla es un gesto vulgar de periodistas carroñeros. Pero los otros necesitan una solución para que les dejen de decapitar, les dejen de rajar, les dejen de pasar coches y camionetas por encima. Los de Barcelona, Alepo, Johannesburg, San Salvador, Tampico…
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