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Ginger Baker es una verdadera leyenda de la batería de setenta y tres años. Se hizo famoso como batería de los grupos Cream y Blind Faith y es considerado como inventor del heavy metal. Ampliamente alabado como músico, desafortunadamente su carácter es tan legendario como su talento. Baker tiene mala reputación como drogadicto y egoísta, y parece que se ha peleado o discutido con todo el mundo. Eso está claro desde la primera escena, cuando Baker se cabrea y ataca al director con su bastón. El resultado es una nariz ensangrentada y una introducción convincente al intenso tema de la película: nadie se mete con el señor Baker. El director Jay Bulger hace su primer documental a gran escala. Además de la incontables entrevistas a Baker, también ofrece la posibilidad para hablar a muchos músicos que han tocado con él, incluyendo a Eric Clapton, Steve Winwood y Carlos Santana, entre otros. La riqueza de las imágenes de archivo deja claro la enorme labor que ha desempeñado Baker en el mundo de la música, pero también lo imposible que debería haber sido trabajar o vivir con él. Otra vez más, la virtuosidad y la locura están separados por una línea muy estrecha.
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