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Der eine bete neben dem anderen, und nicht mehr, der eine gegen den anderen. Es geht darum, vor aller Welt auszurufen, dass die Religion nie Grund eines Konfliktes, von Hass und Gewalt werden darf; dass der Fanatismus nichts mit dem Glauben gemeinsam hat.
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A peu de jours du début de l'Avent, la Sainte Vierge nous invite encore à la prière: Petits enfants, priez et préparez vos coeurs pour la venue du Roi de la Paix. C'est une invitation claire et forte à ne pas se limiter à des gestes extérieurs mais à vivre en profondeur ce temps de grâce. Nous avons encore une occasion précieuse pour une réelle conversion, pour libérer l'Esprit qui est en nous et qui déjà intercède avec insistance pour nous avec des gémissements ineffables (Rm 8,26-b). Il faut prier et préparer nos coeurs pour que l'attente ne s'exprime pas en pratiques rituelles ou religieuses formelles et extérieures, mais soit orientée vers un réel et radical renouvellement de vie. Pour que Noël ne soit pas la célébration d'un événement enclos dans un certain temps mais la rencontre vivante et actuelle avec Dieu, il faut dans l'homme une préparation adéquate.
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María nos invita una vez más, nos exhorta. Parece posible captar Su temor maternal por nuestro retraso: ¡que no se cierre también para nosotros el camino de la paz! Estamos llamados a orar por la paz hoy y particularmente en este tiempo de Navidad en el que María nos trae a Jesús recién nacido. Orar para que el encuentro con Jesús no sea un formalismo externo sino real, concreto, profundo, capaz de transformar completamente nuestra vida; para que no sea un encuentro ocasional sino un camino cada vez más cercano al Suyo, hasta el Calvario, para poder decir con el Apóstol he sido crucificado con Cristo y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí (Gál 2, 20). Entonces estaremos unidos a Él, tal como María nos invita, y seremos un signo para este mundo inquieto. Entonces seremos la sal de la tierra y la luz del mundo (Mt 5, 13-14), y nuestra fe será una exhortación a creer y a amar más. Pero sin Él la sal pierde el sabor y la luz ya no ilumina. Unámonos a Él, dejemos al Espíritu la libertad de hacernos semejantes a Él; así se reducirá la distancia infinita que nos separa de Él, estaremos más cerca del Corazón de María y del Corazón del pequeño Jesús.
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