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La Fundación Miranda se creó en 1911 como institución benéfica. Antonio Miranda y Arana (Burceña, Barakaldo 1.831) dejó toda su fortuna para construir una residencia para personas mayores en su localidad natal. Tras haber trabajado en negocio de tejidos en La Habana desde los 15 años, volvió a Euskadi a los 38. Fijó su residencia en Bilbao y después se trasladó a Donostia, donde falleció el 2 de enero de 1910. En sus primeros años, la Fundación Miranda, gestionada con la ayuda de las Hermanas de la Caridad, funcionó de acuerdo con el deseo expreso de su benefactor y acogía una media de 30 ancianos cada año. Años después, se realizaron reformas y una ampliación de plazas permitió atender a más personas. Las personas acogidas comienzan a realizar aportaciones que, en general, se establecen en el 80% de la pensión percibida. A mediados de los 70, surge la idea de construir una nueva residencia. En los primeros años 80, aumentó de manera espectacular el número de personas atendidas hasta alcanzar una media de 160 ancianos a finales de la década. Actualmente, la Fundación Miranda figura en el registro de residencias, ha afrontado grandes reformas para adecuarse al presente y sigue formando parte entrañable del paisaje urbano y social de Barakaldo.
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