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Hay momias falsas por aquí y por allí. En realidad, como las egipcias, son en su mayoría imitaciones, trozos de varios cuerpos y objetos de varios entierros juntados en un todo fraudulento. Tal es el caso de la pobre “señora cañari” del Museo del Banco Central de Quito. Este museo es esencialmente el museo nacional del país, fundado sobre la base de colecciones privadas y de compras selectivas a huaqueros, de manera que la generalidad de las piezas tiene poco en lo referente a proveniencias detalladas y confiables. La supuesta momia, si es realmente cañari, debería haber procedido de los Andes meridionales, lo cual es especialmente problemático, dado que la región es generalmente un lugar húmedo, con pocas cuevas secas y otras amenidades tendientes a la preservación de momias.
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