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No será nada fácil y al otro lado ya han advertido con hechos y palabras que las cosas pueden ser mucho peores. Se atreverán a más, está claro. ¿Pero y la alternativa, cuál es? ¿No proponer? ¿No moverse (florecerse)? ¿Yacer y callar? ¿No existir? El martes el PSC era como una metáfora de este proceder. Y allá lo tienen, empequeñeciéndose, desangrándose poco a poco, ya ni con ánimo para levantar la voz, sin que ni siquiera su pareja oficial lo tenga seriamente presente, y sin poder escapar. Pero que ellos no lo puedan hacer o que hayan renunciado a ello no quiere decir que el resto tenga que replicarlos. Más aún, este ejemplo y el desprecio de Rajoy interpela a persistir en la voluntad de cambiar y decidir.
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