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Aquest va ser el desig i el propòsit de vida de la Maria, la padrina de bateig del frare caputxí Enric Castells. “Ella tenia una densitat personal profunda. Va donar casa seva a Càritas, és a dir, a la gent sense recursos. Es va desprendre de l’herència familiar, un pis al cor de Barcelona”, recorda Castells.
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Los gestos más generosos y solidarios pasan a menudo desapercibidos. Son obras magnánimas de personas discretas que, por ejemplo, deciden dar parte de su patrimonio o recursos en favor de las personas más vulnerables. Son actos de un enorme coraje, fruto de la voluntad de desapegarse de lo material para lograr la plenitud, la riqueza del corazón. Éste fue el deseo y el propósito de vida de la María, la madrina de bautizo del fraile caputxí Enric Castells. “Ella tenía una densidad personal profunda. Donó su casa a Cáritas, es decir, a la gente sin recursos. Se desprendió de la herencia familiar, un piso en el corazón de Barcelona”, recuerda Castells. Este fraile, responsable de la comunidad de Caputxins del barrio de Sarrià, incide en la importancia de que la comodidad y superficialidad no nos embelesen: “Para mí, la felicidad pasa por compartir con los demás lo que eres y aquello que tienes. Por ello creo que las personas, en general, viven la felicidad a trompicones; no acaban de sentirse nunca llenas”. Quizás el testigo de su madrina haya contribuido a que este fraile forje, sutilmente, su mirada fraternal, de acercamiento al otro desde el amor.
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