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Su instalación Dos anillos dorados ha sido concebida de forma expresa para el espacio en el que se presenta: el Palacio de Cristal del Parque del Retiro de Madrid, un edificio vinculado al pasado colonial español en el que a través de la interacción de dos materiales muy diferentes, hierro y cristal, se consigue una monumentalización de lo invisible. Los anillos de oro que dan nombre a la instalación se encuentran en dos lugares distintos del Palacio, y aparecen sostenidos y enmarcados por una cuerda y un manto de hierba seca, dos objetos cotidianos muy habituales en las propuestas del arte povera que experimentan así un proceso de recontextualización por el que adquieren una visibilidad de la que normalmente carecen.
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