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La mirada de Pla se proyecta sobre diversos ámbitos temáticos, pero es en la anécdota, en la narración cotidiana o en el melodrama donde encuentra su mejor inspiración. Su costumbrismo no es el folclorista de la generación anterior, ni el idealista de las nuevas generaciones de artistas, como Zuloaga o Romero de Torres, sino un costumbrismo de la vida contemporánea muy atento a los ámbitos de sociabilidad y a las expansiones y problemáticas familiares de las clases medias y populares, lo cual le orienta en ocasiones hacia un relato castizo de un madrileñismo de género chico. Sus protagonistas pueden ser costureras, niñeras, lavanderas, floristas… y los ambientes en que se desenvuelven son tanto el hogar como la calle, los cafés, los paseos, las verbenas, la corrala... Es el costumbrismo del Madrid chulapón, urbano y popular que prima en buena parte del género chico, con mujeres honestas y alegres que acuden a las verbenas y fiestas ataviadas con coloristas mantones de Manila y de hombres de todo tipo de condición social que se desenvuelven con espontaneidad en esos ambientes. La elegancia y el chic moderno del medio burgués tienen también su espacio en el amplio repertorio iconográfico de sus tipos urbanos. El universo de Pla conecta en cierto sentido con el mundo galdosiano, o está más próximo quizás al de Pardo Bazán. En este sentido fue muy aguda la observación de José Francés al indicar ciertas similitudes entre los asuntos de Pla y el teatro de Benavente. Lafuente Ferrari incidió con posterioridad en esas relaciones literarias y su faceta más o menos modernista. Como en el género chico refleja unos conflictos y situaciones vividas en la ciudad de entresiglos.
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