|
El temor de Dios contra el pecado es la base de toda libertad. Dios no puede mirar el pecado; él no puede aprobarlo; él no puede hacer una sola excepción – ¡así qué enfréntalo! ¡Está mal! No esperes ser excusado u otorgado privilegios especiales. Dios debe actuar contra todo pecado que amenaza con destruir a uno de sus hijos. Está mal y nada jamás lo hará bien. El pecado contamina la pura corriente de santidad fluyendo a través de mí. Debe ser confesado y abandonado. Debo estar convencido de eso.
|