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Estamos convencidos de que el retroceso en marcha está motivado por los aciertos implantados a través de las políticas sociales de inclusión de las mujeres, negras y negros, jóvenes, trabajadoras y trabajadores rurales y urbanos, movimientos populares urbanos, pueblos tradicionales gitanos, indígenas, de origen africano y la comunidad tradicional quilombola, movimientos LGBTT y tantos otros históricamente invisibles y al márgen de las políticas del estado brasileño. Reafirmamos que el único camino para el pueblo brasileño es la resisténcia, la unidad popular y la lucha diaria contra la retirada de derechos, la radicalización de la democracia garantizando la soberanía nacional. Esto sólo será posible con la unidad de los movimientos populares, fortaleciendo su autonomía frente al Estado y los gobiernos, garantizando la articulación con los demás movimientos populares latinoamericanos, hacia la construcción del Proyecto Popular.
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