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Colau no ha conseguido hasta ahora generar suficiente confianza y credibilidad en su actuación, lo que en términos electorales se traduce en una baja fidelidad de voto, algunas fugas y bastante indecisión. Por el contrario, sus principales adversarios, ERC y Ciutadans, cuentan con un buen posicionamiento de su marca y se ven favorecidos tanto por una fidelidad alta entre su electorado como por votos procedentes de otras formaciones políticas. El partido naranja tiene a su favor que prácticamente no cede votos a nadie, cuenta con una fidelidad muy alta y recibe la mitad de los votos que tuvo el PP en 2015. También recoge algunos votos procedentes de CiU y del PSC. A Cs le podría favorecer, además, la doble condición de ser reconocido como única opción constitucionalista y única opción de derecha con posibilidades de victoria. ERC, aunque tiene una fidelidad alta y recibe bastante más votos de los que cede, tiene más competencia en sus espacios, especialmente de la CUP y los comunes.
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