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En el último momento, decidimos adelantar un día la vuelta a Nápoles para conocer tres pueblos medievales de los que nos han hablado unos amigos italianos. Trani, Molfetta y Barletta están 30 kilómetros al norte de Bari, a mitad de camino entre Nápoles y Salento. Molfetta y Barletta son dos localidades con un bello casco histórico, cargadas de historia y buenas playas. Trani, la última que visito es, sencillamente, una joya. Un lugar cargado de encanto, de calles añejas y edificios de piedra que llevan irremediablemente a la catedral, que data del año 1.150. Imaginen una única torre alta, sujeta a un arco, pegada a una nave con un rosetón en su “frente” y que da sombra a una pequeña pasarela de piedra. El mar se bate bajo sus cimientos, detrás de su esqueleto sale una pequeña vía en curva que esconde un pequeño puerto, con otra iglesia que jalona su entrada por el sur. Frente a los barcos, pesqueros y de recreo, hay una hilera de pequeños restaurantes con velas en los que degustar un buen marisco recién sacado del mar. Sólo por conocer Trani merece la pena hacer el viaje. Es casi la postal perfecta. Para entonces, ya de vuelta a Nápoles, el viajero agolpa en sus ojos una cantidad de imágenes inolvidables.
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