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En un apunte de recapitulación acerca de los datos romanos de Gipuzkoa, en el estado actual de las investigaciones, destaca su distribución en los bordes del territorio. La costa marca una de las líneas de concentración como resultado de su relación con una vía marítima de cabotaje que bordeaba el Golfo de Bizkaia. Otra de las referencias se coloca al Sur, en las inmediaciones del cambio de vertiente, conectando con la Llanada y la Burunda por las que transitaba la vía entre Pamplona y Briviesca, mientras que la máxima ocupación se concentra en el estuario del Bidasoa, alrededor de la civitas de Oiasso. De todas formas, si las noticias históricas manejadas fueran fiel reflejo de la realidad, en este territorio existirían dos polis y tres oppida, además de una serie estimable de asentamientos reconocidos arqueológicamente. El cómputo es ya de por sí expresivo; añadiendo la condición de la superficie reducida del territorio guipuzcoano y la seguridad de que el número de hallazgos crecerá en el futuro, el horizonte que se dibuja no resulta excepcional en el marco del imperio. Sólo en un aspecto se aleja de las pautas habituales; la escasa representación de la epigrafía, con dos únicas inscripciones funerarias, sigue siendo el vacío más destacado.
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