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Todo el mundo ha visto al famoso Indalo, pegatina de muchos coches y camiones, pero pocos saben que se trata de un símbolo que se encuentra en medio planeta. Siempre, en todas las civilizaciones, se le ha dado un carácter mágico. ¿Y en Almería? Lo primero que se vislumbra al contemplar los dibujos que hay en la piedra es el tipo de vida que llevaban aquellos hombres ancestrales. Si el hombre ha pintado durante siglos lo que contemplaban sus ojos, aquellas pinturas demuestran que la caza era el principal sustento para comer de aquel pueblo. La naturaleza es parte también de lo allí reflejado. Se ven, parece cabras y, quizá, ciervos, aunque es difícil distinguir cada figura. Está también pintada una figura más interesante y reveladora que el Indalo: el Brujo. Juntando todas las pinturas parece que la cueva en realidad es una representación sagrada, una forma de pedir a la Madre Naturaleza ayuda, una forma de demostrarle respeto.
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