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¿Qué tienen en común la realidad de todos esos lugares? Quitando las cosas obvias, que viajando descubres que ni en los rincones recónditos del globo se anda de espaldas o se duerme de día, uno de los más evidentes enlaces es el fútbol. Y en eso, en ese deporte que seduce a casi tod@s, España se ha colocado como una marca de excelencia. Este pasado fin de semana escribía un artículo en El Confidencial sobre el gran crecimiento económico que el Banco Mundial pronostica a África y la oportunidad de negocio para las empresas españolas. Seis de los diez países que más crecerán hasta 2014 son africanos. “El fútbol ha contribuido mucho a dar a conocer la marca España en un lugar en el que no existíamos”, me decían en Casa África, poco sospechosos de ser hooligans. Traducido a pie del terreno, muchos empresarios españoles no tendrán que jurar y perjurar que España no está en América y no tendrán que enfrentarse a la desconfianza de un interlocutor que no se fía de los que no coloca en el mapa. La embajada española en Sudáfrica me explicaba tras ganar el Mundial que una campaña de imagen como esa para dar a conocer el país en el continente hubiera costado muchos años y algunos millones de euros. ¿Resultado en los meses siguientes? Subieron los visados para turistas y creció el flujo comercial casi un 16% (evidentemente el fútbol no es el único factor de ese crecimiento, es sólo un apoyo de marketing).
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