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Los primeros motivos manifiestan la continuidad tradicional del taller familiar, como ocurre en el panteón de Garamendi (h. 1898) o los bustos a Casilda de Iturriza y Lorenzo Múgica (1901). La mayoría de los primeros trabajos se conocen por referencias escritas o por vetustas fotografías. La primera obra que expone es Un herido (1894), tendencia de testimonio obrero que continúa posteriormente. En las piezas que manda desde París, como Consuelo (el abrazo), puede observarse, asimismo, una temática alegórica muy próxima al modernismo de entresiglos. Realiza asimismo obras de carácter funcional, como una chimenea en la que se evidencia la influencia del autor del Pensador. Unas tentaciones impresionistas que se manifiestan en el gusto por perfiles curvos, ritmos dinámicos, cuerpos desnudos, modelados turgentes de dentro a fuera, torsos muy detallados, así como texturas donde la luz cabrillea y se detiene fragmentariamente. Actitud aperturista que sólo utiliza en ocasiones y que alterna con encargos mas tradicionalistas. La doble temática social y costumbrista no le es ajena durante la primera década del siglo veinte. Por un lado realiza grupos obreros y mineros, como Barrenadores (1907). Y por otra parte, atiende a deportes autóctonos, caso del lanzamiento de barra, cuyo Palankari hecho en 1912 desapareció de la casa de Juntas de Gernika.
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