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La cronaca di quel giorno riporta:" Il Papa, come i tre Magi, aveva portato a Betlemme oro (la rosa), incenso e mirra" [ACTS 9 (1964) 67]. Un altro dei simboli, portato in processione dal Padre Segretario di TS Stephane Milovitch, è stato un Ramo d'olivo d'oro che lo stesso Paolo VI aveva deposto sulla Tomba di N.S. Gesù Cristo.
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El padre Custodio llevaba en la mano la rosa de oro que S.S. Pablo VI ofreció al Niño Jesús el 6 de enero, día de Epifanía, del 1964 con ocasión de su peregrinación a este santo lugar de Belén. Hace exactamente 41 años. En este día celebró la eucaristía en el altar de los Reyes Magos. La crónica de aquel día dice: El Papa, como los tres magos, había llevado a Belén oro (la rosa), incienso y mirra [ACTS 9(1964)67]. Otro de los símbolos que se llevó en la procesión, el padre Secretario de TS, padre Stéphane Milovitch, fue un Ramo de olivo de oro, que el mismo Pablo VI había depositado en la Tumba de N.S.Jesucristo. Se lo habían regalado los enfermos de Roma con este fin. Llevado en esta ocasión quiere significar el anhelo de Paz para Tierra Santa y el mundo entero. Así pues, la procesión se ordenó hacia la Gruta de la Natividad. Allí el diácono colocó sobre la Estrella la Rosa y el Ramo de olivo. El Custodio incensó simultáneamente Estrella, Rosa y Ramo. Después de la incensación el Custodio entregó la rosa al padre Guardián y el Secretario retomó el Ramo. De este modo el Custodio pudo incensar el Niño en el Pesebre y el altar de los Reyes Magos. Entonces el diácono cantó el Evangelio de los Magos según San Mateo (2, 1-12): Vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle
Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Después se cantó el himno O sola magnarum urbium Major Bethlem, seguidamente la antífona Et apertis thesauris suis y la oración correspondiente. Entonces el padre Custodio descendió al lugar del Pesebre, incensó al Niño de Epifanía, lo tomó en sus manos y cantando el Te Deum se llevó procesionalmente a la iglesia de santa Catalina dando antes dos vueltas al Claustro de san Jerónimo. Ordinariamente son tres. Esta procesión con el Niño es de las más emotivas, populares y alegres. Gozan tanto los jóvenes, ancianos como los niños. Los cristianos como los Magos se llenaron de alegría porque el Niño Jesús se da a todos y todos se hacen un único corazón para con el Niño. El canto que más resuena en esta circunstancia es el Gloria in excelsis Deo que se repite sin cesar. Ya entrados de nuevo en la Iglesia de Santa Catalina se terminó con las preces rituales y la bendición con el Niño que finalmente se dio a besar a los frailes y a todos los fieles.
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