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El medio ambiente se ha convertido en un asunto clave en la política internacional. No es de extrañar, puesto que los problemas ambientales tienen a menudo un carácter transfronterizo y suelen requerir soluciones que impliquen la cooperación entre estados. Así pues, se han articulado intereses, ideas e instituciones internacionales que definen el who gets what en este campo. La internacionalización de las políticas ambientales tiene lugar, fundamentalmente, desde hace cuatro décadas; esto es, desde la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, celebrada en 1972 en Estocolmo. Desde estonces los estados, las organizaciones intergubernamentales, las empresas, la ONGs y los científicos han desplegado una cantidad considerable de recursos con el fin de promover, influir o dificultar el avance de las negociaciones sobre acuerdos internacionales sobre el medio ambiente. El cambio climático es, de lejos, la componente mejor conocida de la política ambiental internacional, pero hay una densísima red de convenios, normas y negociaciones acerca de un buen número de otros problemas ambientales, incluyendo la biodiversidad, la bio-seguridad, la lluvia ácida, el ozono estratosférico, la desertificación, el comercio de especies en peligro de extinción, los residuos peligrosos, las ballenas, la Antártida y la contaminación del mar, entre otros.
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