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La serigrafía parecía ser el medio natural en el que la imaginación desbordante de Marcos pudiera demostrar todo su poderío. Y así lo confirman sus nuevas entregas estampadas en Berlín, “Go!”, “Psychedelic dreams” y “Cherry Bomb”. Obras que al ser contempladas por primera vez por el artista le provocaron un sonoro ataque de risa “producto de los nervios –aclara el artista-. No había visto una bofetada de color igual hasta la fecha”. Pero, como buen Jedi, Marcos no podía, ni quería quedarse sólo –y este sólo tiene más ironía que todo el Reino Unido al completo- en el preciso arte de la serigrafía. Lo dice el maestro Yoda –ese diminuto ser que debería haber fundado su propia religión por el bien de la humanidad y que al que Marcos tiene como uno de sus incuestionables gurús ideológicos-: “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”. Así, cuenta el intrépido artista que en una de las últimas impresiones de sus espectaculares serigrafías, esa sensación que suele suceder al parto –la del alivio y la satisfacción- no llegó del todo, o al menos, lo hizo de manera mitigada, un tanto sorda. Hacía falta algo más. Y ese algo más era ¡pasar al formato tridimensional! Que las obras cobraran vida, luz, y relieve. Que adquirieran cuerpo y volumen. Dicho y hecho. El lema de The Smiths, “Hang the DJ”, que Marcos había convertido previamente en suyo, se hizo carne. Leds, una caja de aluminio, una soga en madera lacada, vinilo, neon… “¡Qué disfrute!” relata el artista. “El proceso, maravilloso, orgásmico. El resultado, espectacular. Todos los que llegan a mi estudio sin esperárselo, y lo ven encendido, ahí en la pared, se quedan con los ojos abiertos como platos… (risas)” Y esto sólo es el principio, uno más en la larga carrera de Marcos Marcos. Veremos qué nuevas aventuras aguardan…
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