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Gure azterlanen arabera, erretiroa hartutako gizonek, lanari atxikitako nortasunarekiko lotura galtzean, nabarmen aldatzen dituzte, agian ez baloreak, baina bai haien jarduerak. Parekideago bihurtzen dira, bere buruei eta osasunari denbora gehiago eskaintzea pentsatzen dutelako; badira haien ilobak zaintzen ere hasten direnak, seme-alabekin halakorik egin ez duten arren.
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En la construcción de la masculinidad, el trabajo es un núcleo importantísimo en la vida de los hombres. De hecho, cuando los hombres pierden el trabajo (por estar en paro o jubilarse), es un momento importante de crisis y replanteamiento de valores. Según nuestros estudios, los hombres jubilados, al perder la conexión con la identidad del trabajo cambian mucho, quizá no sus valores, pero sí sus prácticas, que son más igualitarias, porque se replantean tener más tiempo para ellos, para su salud, e incluso empiezan a cuidar a sus nietos, cosa que no habían hecho con sus hijos. También otros hombres se cuestionan esto de forma voluntaria, por ejemplo, si trabajan muchísimas horas y el estrés les hace darse cuenta de que la vida no es solo eso, y que es importante cuidar a los hijos, la pareja, padres... Pero no pasa en la mayoría de los hombres, porque tenemos muy interiorizado que si no trabajamos hemos fracasado en la vida, o que trabajar fuera de casa y ganar dinero es una forma de cuidar a la familia. Hay mucha presión en este sentido.
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